La presente obra se refiere al amor en la vida, por la vida y para la vida. Dista mucho de ser un tratado de tan complejo tema, acerca del cual bastante se ha escrito. Como referencia conviene mencionar El arte de amar de Erich Fromm y Eros y civilización de Herbert Marcuse.
Ni trata de biosofía (la sabiduría acerca de las verdades de la vida) ni mucho menos de biología (el estudio de las características de los seres vivos). Se denomina Prolegómenos biofílicos por las siguientes razones.
La palabra prolegómeno significa preámbulo y en griego quiere decir anunciar con anticipación. Así, el Diccionario de uso del español de María Moliner, en su edición de 1992, lo deriva de prólogo (discurso) y señala que es una “introducción que precede a un tratado, con los fundamentos de la materia” y que “a veces se aplica a un tratado elemental de cierta materia”. En palabras del autor, hace treinta años se le ocurrió que el término biofilia era el apropiado para indicar amor a la vida, más que “apego o amistad a la vida”, pensando en el hecho de que fuese poco conocido y utilizado. Sin embargo, notó, gracias a su maestro y amigo Luis Estrada, que en los trabajos de Edward O. Wilson, desde 1979 ya había utilizado el término en cuestión.
Desde la perspectiva del autor, biofilia es todo un edificio cognitivo y emocional que implica economía de recursos, organización eficiente, evolución bien comprendida, información correctamente asimilada, aprendizaje integrado, cooperación convincente, diversidad orgánica y cultural, fraternidad y realización personal, sabiduría colectiva, poesía y respeto por la vida. Estos escritos son el resultado de un ejercicio personal de sentir y comunicar la biofilia, como vivencia fraternal, reflexión creativa y participación comprometida.
Así, la obra contiene relatos que pretenden motivar y desarrollar el sentimiento biofílico. Son el resultado de vivencias fraternales, reflexiones creativas y participaciones comprometidas. Consta de cuatro secciones: Procesos biofílicos, Búsquedas y aprendizajes, Manifestaciones literarias y Consecuencias biofílicas. Las ilustraciones de inicio de cada sección y la portada son reproducciones de cuadros y murales de Daniel Alberto Barojas Blaisten.
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