La mirada sociológica se nutre de sensibilidades que posibilitan ver lo cotidiano bajo una nueva lente. Aprender a mirar en esta clave es un oficio imaginativo, contemplativo e introspectivo. Gran parte de este proceso se desprende de la relación y el diálogo con quienes de distintas maneras se convierten en nuestros compañeros de trayecto en el campo, las aulas y la vida misma.
Genaro Zalpa acompañó a casi cuarenta generaciones de sociólogas y sociólogos que aprendimos de él sus enseñanzas acerca de los estudios culturales. Ello se convirtió en uno de los lenguajes adquiridos para interpretar las diversas realidades en las que nos inmergimos una vez que comenzamos el rumbo profesional.
Los textos que aquí se presentan describen distintas temporalidades y formas como incorporamos sus conocimientos. Cada quien habla de una manera específica de hacer sociología, en el que las rutas y las miradas se trazaron de forma distinta, pero, sobre todo, es posible vislumbrar la parte personal y humana de Genaro Zalpa, que en gran medida nos sirvió como referente para construir itinerarios propios.
Los viajes, las anécdotas, las charlas, las caminatas por la Universidad y la vida en las aulas nos permitieron descubrirnos en una relación emotiva con la sociología.
De cierta manera, nos permite hacer camino en distintos ritmos. Saber de pasos redoblados, pausas y cambios de dirección. Cada quien ha visto sus luces y sombras apoyados en “aquello que nos da la sociología”.
De esto tratan los relatos. De aquello que Genaro Zalpa dejó en cada uno de quienes escriben. Presentes y ausentes. Porque no están todas y todos lo que son, pero sí están esas referencias compartidas forjadas a lo largo de los años.
Hablamos, pues, de una dimensión previa a lo científico social: la emoción y relación que se forja con quienes aprendemos. A partir de las cuales también nos planteamos preguntas y reflexiones con las que construimos trayectorias que continuamente redefinen el conocimiento y la producción de éste.
El documento fue realizado ante las sorpresas del tiempo y las incertidumbres de las agendas, pero es claro que quienes colaboraron y se sumaron a estos relatos lo han hecho desde la convicción de que Genaro Zalpa no sólo es un investigador que contribuyó a la identidad de la sociología en Aguascalientes, sino que dejó una huella profunda en la dimensión personal y sensibilidad de sus alumnas y alumnos, y, en tanto, en las posibilidades de incidir en lo social.
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