En Pasajes y paisajes, Jaime Correa Lapuente reúne el erotismo y la poesía: el primero es una metáfora de la sexualidad; la segunda, una erotización del lenguaje.
Dentro de sus versos muestra la gran unión que hubo dentro de su familia y la honra que le tuvo a sus ancestros; es un poeta que le canta a los amigos, a los ayeres, a la soledad, a las preguntas y las dudas que surgen en la vida y en la muerte.
Jaime muestra en su poemario al ser humano en sus pensamientos y en sus quehaceres, así como los enigmas que la vida nos presenta y que dan lugar a las preguntas que cualquiera nos hacemos.
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